viernes, febrero 20, 2009

Momento

viernes, febrero 20, 2009 0
Cierra los ojos.
Cierra los ojos.

No respires, por un momento, no respires.

Siente el viento.
Siente la humedad del aire.
Siente el romper de las olas.
Siéntete, siéntete.

Estás ahí, sin nada más.
No importa el porqué ni el cuándo ni el dónde.
Importa el sentir.
Puedes hacer que todos desaparezcan si cierras los ojos y sientes.

El aire va y viene como invitándote a bailar, lo haces.
Bailas con los ojos cerrados, con los brazos abiertos y un respirar lento, muy lento.
Las olas rompen más fuerte, el aire se rebela. Te golpea.
La humedad... la humedad. Tus manos frías.

El silencio entorpece, el silencio evoca recuerdos que no quieres recordar.
Los ojos apretados, como intentando huir.
El baile para.
Las olas se calman.
El sol se desvanece sin que lo veas.
Todo para, todo.

Recuerdos y no-recuerdos.
La pelea interminable del no-sentir.
Fue un baile breve, tan breve como todo. Como el sentir.

Abre los ojos.
Abre los ojos.
No te esfuerces, no es tu culpa.
El sol se desvaneció.
Ya no hay nada que mirar, sólo esperar.
Cuando la luna suba y te devuelva el respiro.
Cuando las estrellas iluminen las olas calmadas.
Y el silencio se detenga por las voces que invaden.
Aquel lugar, tu lugar por un momento, por un baile.
Caminas lento...
Avanzas.
Esperas.
Sientes la arena húmeda, el viento te acaricia y sin quererlo
tus ojos se vuelven a cerrar.

No sabes si respirar.
No sabes si bailar.
 
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