martes, junio 02, 2009

Confieso y Manifiesto

martes, junio 02, 2009 0
Confieso y manifiesto que tengo una piedra en el zapato (o, más bien, en la zapatilla). Confieso que la quiero, manifiesto que ya no quiero quererla. Es la contradicción repugnante. El insomnio ha vuelto gracias a ello. Caminar con ella era divertido, ahora me atormenta. Estoy cansada de cojear y cansada de que la piedra ni lo sienta. Confieso que la extrañaré, manifiesto que no quiero hacerlo.

Ayer grité desnuda que me hacía mal, tengo los pies más chuecos y hasta las piernas se han arqueado. El frío calaba mis huesos y sentí el escalofrío de pies a cabeza. No era el escalofrío que me gustaba sentir, venía acompañado de un par de náuseas y del vómito avasallador. Confieso que ya me da asco, manifiesto que no sé cómo detenerlo.

Anteayer te quise. Anteayer te quise, repito. Reitero que te quise. Confieso que te quise. Manifiesto que te quise. No lees, no escuchas. Tal vez no soy buena demostrando. Tal vez yo soy la piedra en un odiado zapato, que ya tiraste, para no cojear. Yo tengo mis manías, no me cambio un par de zapatillas por meses, quizás debería usar zapatos.

Ayer y anteayer lloré. Lloré por mi torpeza. Lloré por mis ilusiones. Lloré por la brutalidad irrespetuosa que tengo al pensar en ti. Pensar en ti no sé cómo. Tal vez como enemigo, quizás como farsante. Tengo claro que no logro verte como algo positivo. Confieso que mi pecho está apretujado por mis errores. Manifiesto que mi error es no echarte de aquí.

Hoy te miré, imperturbable. Hoy busqué el frío estremecedor de tus brazos. Son como glaciares que caen a pedazos en mí. Emití un grito ahogado y vi como tu imagen se alejaba, se desvanecía, se esfumaba. Soñaba, como siempre. Quise detenerte, pero te reías como pidiéndome que dejara la estupidez, que hace bastante ya no querías ser parte de ella. Fin del teatro, me imploraste, hace tanto tanto ya que no estás aquí. Confieso que no quería verlo. Manifiesto que aún no quiero.

Ya no sé cuántas contradicciones luchan en mi interior, quizás están batallando con mis órganos y golpean de vez en cuando mi columna vertebral y por eso he pasado más tiempo acostada que en pie. Me canso, quizás mis contradicciones me cansan. Y veo todo tan claro, pero respiro para nublarlo. ¿Cuándo podré borrarte? Se retuercen mis entrañas cuando asumo que es imposible. ¿Será un tormento eterno? El dar sin recibir, el dar por nada, el dar y esperar silencio, el dar y ser abofeteada con la indifirencia, el dar y suplicar por recibir. ¿Es saludable? Me hace vomitar.

Hoy grito, lloro y callo por mi estupidez, por mi obstinación, por mi persistencia. Busco entre palabras vagas un consuelo o un atisbo de cariño. Pero no puedo fingir que no veo la realidad, la realidad que evito constantemente creando mis mundos de colores. Hoy lloro porque la rabia me sale por los ojos, grito porque el dolor tiene sonido y callo, porque sólo el silencio entiende que te quiero, pero no quiero quererte más.

Confieso que te he mentido, manifiesto que tú también.
Confieso que la palabra es inútil. Manifiesto que más inútil que la palabra, un montón de ellas.
 
Fuera de aquí, volando ◄Design by Pocket, BlogBulk Blogger Templates