jueves, mayo 07, 2009

El cuento no tan cuento de la venganza inminente

jueves, mayo 07, 2009
"Y ya no cuento días ni historias ni alas ni vuelos eternos ni soles ni lunas... las canciones que tenían significado las eliminé y boté aquellos discos. Y tal como el símbolo multicolor que en la única noche feliz, se rompió... yo comprendí, que la carta arrebatada fue la primera señal de lo que tenía que dejar de vivir...." - Marzo 2008

Tanto tiempo ha pasado ya. Y mucho más del que el calendario me indica. Mucho, mucho más. Los días sucesores al escrito de la Hormiga se tornaron confusos. Días en que todo aquello perdía sentido porque habíasn atisbos de una recuperación y otros que teñían de negro todo a su paso porque aquello que parecía profecía era un hecho. 'Lo que tenía que dejar de vivir'.

Y tú, ni te imaginas cuánto ha dolido.Te dedicas a caminar por el mundo, desafiante, como gritando que eres indestructible, que eres tan querida que una pérdida no te afecta y que cuando te dañan eres capaz de buscar hasta los medios más crueles para vengarte. ¿Recuerdas una noche de un par de años atrás? Te la contaré.

Yo tenía una persona especial con la que construiríamos un metro en el aire. Tú eras parte pero no del todo. Yo edificaba sueños seniles. Tú te unías a nuestros planes. Yo quería a la persona. Tú, se supone, también.
Un día mi compañero de sueños seniles hizo algo mal que yo, con mi modo de ser tan jodidamente explosivo, lo reproché. Me alejé. Era nuestro problema, sobreexagerado por mí. Tú, como por solidaridad --que no era pedida--, también lo reprochaste, te alejaste.
Yo no quería más metros en el aire, pero eso no lo entendías tú, sino la persona perdida quizás otra más.
Tú insististe y encontraste fundamentos, forzados tal vez, para defender tu decisión. Pero no terminaba ahí.
Llego la noche de bohemia. Llegó y estábamos felices y queríamos disfrutar hasta el último segundo, pero no nos resultó.
Tú, emborrachada de sentimientos y de ron también tomaste la deplorable decisión de vengarte de mi compañero aéreo . ¿De qué modo? Del sucio quizás. O de aquel modo que deja más que una recompensa: el sexo.
No sé si mi compañero senil lo supo. Sólo sé que saliste tambaleándote y con aires de triunfos como si hubieses ganado la Copa del Mundo.
Nosotras éramos espectadoras confundidas, creo que todo era borroso y el tráfico en contra nos hizo olvidar. Pero, ahora lo pienso mejor. Tú dañas deliberadamente, no sé por qué. Supongo, entonces, que cada paso que das lo analizas, porque idiota no eres e inocente y víctima tampoco.

Tú no sabes cómo terminará todo, menos yo.

Sólo sé que de hormiga poco o nada queda, en mí. Al parecer me cansé de construir alas que luego no sirvan o que me las arrebaten y luego devuelvan rotas como exigiéndome reconstrucción. Considero que es abusivo.
Trabajé tanto por ti, que me olvidé de mí y olvidé el peligro que corría al dejarte. Te dejé, porque ya no te servía. Ya el mundo estaba recorrido y no querías más vuelos. Pero sé que algún daño te hice y sé que te vengarás. Sé también cómo ha empezado tu venganza y créeme, lo estás logrando. Porque sabes lo mucho que puedo odiar y sabes cuánto queman mis lágrimas. Sabes que dejo de comer y sólo me dedico a dormir. Sabes que pierdo el rumbo. Sabes quiénes me importan y dónde me puede doler más. Y sabes también que maldigo el día en que me quité la armadura para cedértela. Lo sabes porque me lo estás refregando en el rostro y yo te di las agallas para que lo hicieras.

Sé que eres capaz de seguir lamiendo culos para joderme, lo hiciste una dos tres veces, cuatro cinco tal vez. Pero ésta... es demasiado. Quizás intuyes lo que he hecho o quizás sabes que simplemente por lo que es me afecta. Cómo sea sabes que es tu movimiento perfecto y ya no es un jaque... simplemente, jaque mate! perdí todas las fichas, así como todos los pedacitos de mi reseco corazón que fui entregándote cada vez que pedías que volviera. Los acumulaste todos. Los tienes en tu mano y los aprietas sin piedad. Vamos, sigue, que aún soy fuerte.. que aún tengo la reserva de lágrimas de emergencia y después de todo, aún me queda una armadura empolvada que puedo usar.

Vamos, véngate, que sé que así te sientes bien. así sigues adelante. Yo, seguiré asumiendo el error que cometí y maldiciendo el día que te miré.

La profecía que escribí hace tanto ya, retumba mis oídos como una orden que no debo desobedecer. Maldigo el día en que me vestí de rebeldía y dejé de escuchar lo que hasta yo misma decía.

0 comentarios:

 
Fuera de aquí, volando ◄Design by Pocket, BlogBulk Blogger Templates