domingo, mayo 17, 2009

vivo más mientras duermo, sueño.

domingo, mayo 17, 2009
'Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.

Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.

Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.'
Fragmento de 'Chau número tres', Mario Benedett
i.

Una amiga, que muchas veces he citado en verdad, me dijo hace un momento 'volví a llorar por él, ¿qué significa?' Y sólo eso bastó para que mi pecho se apretara. No sé, no soy la más indicada para estas cosas... Benedetti también aprieta mi pecho (lo único triste de hoy fue la noticia de su muerte), no sé si es por una nostalgia que me gusta o es por una nostalgia que me esfuerzo porque me guste, por saber vivir con ella.

Reconozco que vivo más mientras duermo, sueño. Es más fácil. Más cómodo. Mi subconciente se encarga de construir mi mundo ideal, claro que a veces mis miedos o mi locura atacan y el resultado no es muy lindo, pero de vez en cuando es cómico. Hasta el ataque de los muñecos asesinos soñé alguna vez.

Sin embargo, tengo sueños continuos, una historia que se arma noche a noche, aunque sea el sueño más breve, se hace presente de todos modos y soy feliz. Quizás por eso me acostumbré a soñar en todo momento, los viajes en micro son el escenario ideal para que mi imaginación reconstruya sueños y vaya armándoles sucesos de continuación.

Reconocer que sueño cada vez más es más fácil que reconocer por qué lo hago. No lo haré. Nuevamente me ataca la pregunta de mi amiga y nuevamente evito la respuesta.

Creo que me cuesta seguir, quizás es el miedo que se apodera de mí, que me cubre los ojos por la espalda y sella mi boca con un girasol. Todo se vuelve más lindo si callo. Callo siempre, para embellecer al resto, para que no se oscurezca, para que no espante la palabra.

Las rodillas me tiemblan y el cuerpo se desvanece, el sin-control de una reacción que escapa de mí, que me ataca sin siquiera consultarme, no se preocupa, sólo se apodera. Y yo, deplorable versión actual de lo que fui, dejo que mis sentidos atormenten, que las voces formen ecos que tapan mis oídos para que el silencio no llegue, sino que sólo exista el mío, el que lo tapa un girasol mientras el miedo me cubre los ojos por la espalda.

Y ahora camino internamente en busca de la puerta que me deje salir, estoy cansada del humo asfixiante de aquí dentro, un poco de aire, aunque sea con los ojos vendados, para que todo siga bello, mientras yo sueño cuando callo... y así vivo un poco más.

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